Restaurantes donde ser felices. Recetas hechas con amor y una pizca de diversión. Para disfrutar de la vida y la gastronomía en buena compañía.

Un sitio en la barra de Tatau Bistro no es algo fácil de conseguir (sin reserva claro). Esta vez era el cuarto intento que hacíamos para conseguir probar tapas ricas en el Tatau Bistro. Está situado en Huesca y nos pilla de paso cuando vamos a surfear a Formigal. Una vez cerrado porque era lunes y otra, por reforma, ya que se han trasladado a un nuevo espacio donde se observa la estética tattoo-ink nada más llegar. Suerte la nuestra que todas las noches dejan la barra libre, con espacio entre comensales, para los primeros que llegan sin reserva. Allí estábamos puntuales, se abrió una gran puerta de hierro y entramos para disfrutar como enanos. El espacio dispone de mesas altas, cuadros con pin ups que recuerdan a los de un estudio de tatuaje, tablas de skate colgando de una pared, barra con cocina vista (cocineros tatuados a golpe de fogón) y un reservado en la parte superior. Se respiraba tranquilidad en Tatau Bistro y metodología en la cocina, eso es algo que me gusta y que lo diferencia del StreetXO en Madrid, por ejemplo.
La carta del Tatau Bistro no es muy extensa, pero está más que correcta. Tapas con productos de la tierra, la baja temperatura siempre presente, trampantojos curiosos y combinaciones de ingredientes perfectas. Algunas de ellas son para pedirlas de forma individual, como es el caso de la croqueta de jamón y la vieira XL con papada ibérica y celerí. Aun así, si las quieres pedir para compartir y algunos platitos más, las cantidades son apropiadas. Los platos que más me llamaron la atención de la carta fueron los siguientes: tarta de trucha; bravas (parece ser que son un must y están cocinadas en tres formatos); tortilla con tuétano y caviar; salmonete de costa con guisote de morro y huevo frito; lomo de rubia gallega Dry Aged y la sepieta de costa con lengua a la brasa. Además, todos sus panes están (de muerte) elaborados por ellos mismos con masa madre. OMG!
Los postres es algo que me apasiona y para los que mi estómago siempre tiene un hueco, por supuesto. Yo quería probar todos los que aparecían en la carta del Tatau Bistro. El chupito “Piruleta Fiesta” con ese guiño a la niñez y que tantas veces hemos devorado; el “Hot Donut” es un donut a la plancha con helado de caramelo; el “Tatín de manzana” un clásico que hay que pedir con la comida para que vayan preparándolo y su “Torrija”, con crema de la pasión, crumble y helado de vainilla casero. ME MUERO y salivo hasta el infinito al recordarla.